12 may 2018

Dos escritores



Cuando en un acto literario dos escritores se encuentran por primera vez es probable que mentalmente cada uno repase las portadas del otro y recuerden así el párrafo en el que a uno le sobraban puntos y al otro le faltaban comas. Eso es literatura también.
Pero si es un acto laico, de la vida, en que uno y otro desempeñan funciones diferentes a la literaria, seguramente los pensamientos tendrán otro contenido. Ahí va un ejemplo. El primer escritor es una maravilla que desde hace tres años trabaja en una estación de servicio. El segundo conduce una cisterna de treinta mil litros y viene hoy por primera vez a traer combustible Hay un momento  del trasiego en que las miradas se encuentran. Quizá por culpa del libro de Conrad que el de la estación siempre tiene junto a la caja registradora. Quizá porque al del camión le suena en el móvil la alerta de una web de premios literarios.
El instante en que se cruzan las miradas es un momento eterno que contiene una duda, como cuando dos personas se sientan uno junto al otro en el metro y a los dos segundos entienden que padecen la misma enfermedad.
Uno piensa del otro y el otro piensa de uno. Se atribuyen géneros y preferencias usando como brújula el libro de Conrad (Nostromo) o el premio de la alarma. El del camión piensa que la estación ha de ser un buen lugar para escribir crónica. Y el otro le atribuye al camión una potencia novelística.
"¿Tú escribes?", se preguntan simultáneamente y a los dos minutos se encuentran hablando de sus proyectos.
Quizá sea culpa de la gasolina pero ambos se sorprenden al saber que en sus últimos libros tienen un personaje parecido: un hombre que acumula los periódicos de la semana y el domingo lee el del día siguiente a las veinticuatro horas que más le gustaron. Literatura pura.

No hay comentarios.: